Por Claudio Barros
Su voz gruesa se mantiene firme. Esa misma voz forma parte de uno de los rostros más reconocidos de la tele. Periodista de profesión y actor por afición, un problema cardíaco lo deja temporalmente fuera de las pantallas y afirmá: “No estoy impaciente por volver a laburar, me voy a tomar las cosas con soda”.
¿Era algo que no hacías antes?
Exacto. Estaba muy pasado de vueltas, más allá de los malos hábitos con la comida o el cigarrillo.
¿Previste que te iba a pasar?
(Duda) Más o menos. Ya no soy un pendejo y los años empiezan a sentirse. Tengo 54 y con una vida desordenada, empiezan a pesar. Sirve para ver que tenés cosas importantes como los seres que te rodean...
¿Sos temeroso del paso del tiempo?
No, para nada. No le tengo miedo a la vejez. Sí a lo que pueda traer aparejado, como la imposibilidad de hacer cosas. Quiero una vejez digna.
¿Te planteaste alguna vez dejarlo todo y hacer otra cosa?
Sí. Hace rato que lo pienso. Creo que haría algo que no tenga nada que ver con los medios, algo que me desintoxique de lo que hice, que lo hice porque lo amo, pero el amor tiene sus etapas de apasionamiento y sus etapas de tranquilidad y sosiego...
Y de acostumbramiento…
Mirá, yo cuando hago las cosas con amor, la rutina y el acostumbramiento no pesan.
¿Te gusta que haya fans tuyos?
Sí. El fan es muy fiel y no es por una cuestión de ego. Te sentís respaldado y acompañado. Fundamentalmente porque el estilo Mur entró y pegó bien en la gente.
Además instauraste frases que son como tuyas…
Sí. Tienen mi sello pero porque es mi estilo.
Pero ese estilo, ¿también genera detractores?
Sé que tengo muchos detractores, pero ¿sabés lo que me anima a seguir con ese estilo? Que los detractores me llaman para criticar porque me ven.
¿Sentís que hay un sucesor de Ricardo Mur?
No, y no lo digo por nadie. Cuando yo empecé me decían que era el sucesor de Santos Humberto Giunta. Cada uno tiene su estilo.
¿Creés que de la misma forma vos fuiste profesor de alguien?
Creo que sí. No con esto quiero ser soberbio, pero en un ámbito de noticias donde todo es acartonamiento, que yo haya roto ciertos preceptos y que la gente lo haya aceptado marca un cambio.
¿Cómo se supera la frialdad de la noticia?
Primero hay que ser respetuoso, no hace falta salir a pintar de amarillo un hecho. En el caso Abonassar, cuando terminó la nota, tenía un sentimiento de bronca y lo manifesté, porque como mendocino quiero que esto se termine. Hubo muchos llamados para decirme que había dicho lo que la gente quería decir.
¿Ves televisión?
No (Contundente). Porque me contagio. Tengo mi opinión y puedo respetar la otra, pero quiero mantener la mía firme.
¿Con la radio te pasa lo mismo?
Radio casi no escucho... porque me afanaron dos veces el estéreo del auto y allí era el único momento que tenía para escucharla (Risas). Me calenté y dije ¡nunca más!
¿La gente extraña tu bigote?
Sí, lo extrañan. Mucha gente llamó al canal preguntando, ¿con qué derecho se afeita el bigote si ese bigote es nuestro? Algunos decían que tendría que haber llamado a un plebiscito para sacármelo (risas).
¿Por qué te lo sacaste?
Por accidente, quise destapar un pegamento y me enchastré. Que no se malentienda (risas), no estaba inhalando pegamento, solo quería abrirlo y no podía.
¿Y por qué no ha vuelto?
Muchas veces pensé en sacármelo pero me arrepentía, era un sello propio. Pero después de eso me gustó como me quedaba la cara limpia. Mis hijos me dijeron que me veía más joven.
Hay un rumor sobre una oferta para irte a Canal 7, ¿es cierto?
No, nunca. Nunca me han hecho una oferta y no creo que me la hagan. Son muchos años de una marca. La cara de Romanello y la mía forman parte de la historia de la televisión.